2012 EL ANO QUE LOS CHINOS TAMBIÉN PREDIJERON
2012, el año que los chinos también predijeron
Las profecías mayas no pronostican el fin del mundo, sino el fin de un ciclo cósmico en el cual grandes acontecimientos llevarían a la raza humana a un nuevo ciclo de civilización.
La película apocalíptica “2012”, que está haciendo furor en el mundo y
que se estrenó hace unos meses, ha generado una suerte de cachetazo en
la generalizada visión lejana frente a las profecías que advierten sobre
tiempos convulsionados y catastróficos relacionados con la degeneración
de la moral humana. Su propio director, Roland Emmerich, confeso
incrédulo de que el mundo nos dirá adiós en 2012, no ocultó sus
titubeos: “tengo que admitir que hay un par de libros que realmente me asustaron”, dijo.
Sin embargo, al contrario de lo que la cultura popular cree y el
sensacionalismo de algunas películas y libros dan a entender, las
profecías mayas no pronostican el fin de la civilización entera. Dotados
de un extenso conocimiento sobre matemáticas y astronomía, los mayas
vaticinaron para el sábado 21 de diciembre del 2012, el fin de un gran
ciclo cósmico, donde grandes acontecimientos a nivel planetario
llevarían a la raza humana hacia un nuevo ciclo de civilización.
Con una exactitud exquisita, los mayas supieron proyectar el
acontecimiento que ocurre una vez cada 26.000 años, cuando el Sol y la
Tierra se alinean con el centro de la Vía Láctea.
El legado maya habla, con una precisión sorprendente, sobre una ola
de calor que derretiría los polos, así como sobre un cometa que
amenazaría la existencia de la raza. Sin embargo, el mensaje gira
siempre en torno al comienzo de un nuevo ciclo; señala a la catástrofe
como una etapa de purificación para el nacimiento de una nueva
humanidad, y un periodo previo que se traduce como una oportunidad única
para el hombre de reflexionar y rectificar los errores cometidos para
alcanzar la armonía con el cosmos.
Hay supuestamente 7 profecías que dejaron los mayas. Lo que es
asombroso, o más bien alarmante, es que el tiempo en que vaticinan la
calamidad coincide con los presagios de otras culturas. Pero también
está la esperanza en todas. Nostradamu, los Mayas, los Egipcios, la
antigua cultura Hopi y tantos otros –incluidos los chinos antiguos–
parecieran haberse puesto de acuerdo para prever el fin de la
civilización presente cuando grandes calamidades y conflictos sin igual
darían paso al nacimiento de una civilización renovada, espiritualmente
altruista.
“Para los antiguos mayas, era una gran celebración del fin de un ciclo completo”,
dice por su lado Sandra Noble, directora ejecutiva de la Fundación para
el avance de los estudios mesopotámicos, en Crystal River, Florida.
Por otra parte, “Nosotros, la comunidad arqueológica, no tenemos
registros o conocimiento de que los mayas creyesen que el mundo se
terminaría en el 2012”, explica al respecto la curadora del Museo de historia natural de Florida, Susan Milbrath.
Advertencias que brotan hoy de la cultura china milenaria
Son también muchas las profecías que ha dado la antigua China, aunque
la mayoría de ellas se presentan con la forma de metáforas, acertijos,
pinturas, cuentos, sueños, etc. Nunca se han mostrado a sí mismas
directa y claramente. Esta característica se corresponde con la cultura y
espiritualidad chinas, en las que se cree que la vida humana viene
originalmente del cosmos y que el hombre –antes un ser iluminado–,
aunque se haya desmoralizado y perdido en medio de la confusión, está
dotado de sabiduría, inteligencia y libre albedrío para iluminarse por
sí mismo dentro de la ilusión del mundo humano. Es que los chinos
antiguos decían que primero hay que creer sin ver, y sólo se verá si
antes se cree.
Algunas de estas profecías antiguas chinas que señalan un nuevo mundo
después de una catástrofe, no habían salido a la luz sino hasta poco.
El tiempo ‘elegido’ para ser despertadas del profundo letargo es
precisamente este, lo cual no deja de llamar la atención. ¿Un manejo del
Cielo? Para el pensamiento antiguo chino, sí.
Los chinos creen que las profecías no son dejadas para que se
cumplan, sino para que el ser humano cambie positivamente, corrija los
errores con las lecciones aprendidas y evite así las previsiones
negativas. Estos legados se entienden como el gran ‘ci bei’
(misericordia) del Cielo. Desde este ‘ci bei’, diversas predicciones se
entrelazan en las viejas enseñanzas para prevenir que el hombre se
corrompa y amenguar los daños de una catástrofe resultante –según se
deduce de las mismas– de la desviación de su comportamiento.
Al final, el hombre decide su propio destino.
Oriente y la catástrofe del periodo del fin de la Ley
En la India, hace 2500 años, el Fo (Buda) Sakya Muni profetizó que el
Fa (Ley) que él enseñaba sólo podría ser transmitido durante 500 años, y
que después de 500 años vendría el periodo del fin de Fa. La humanidad
llegaría a un estado en que su enseñanza no servirá más para salvar la
gente.
Hoy, 2000 años después, de acuerdo con la Escuela Fo (Buda), ya no
existe más Ley en el corazón del hombre para restringirse de hacer cosas
malas. El deterioro de la moral humana de hoy puede entenderse como el
periodo anunciado, el final de Fa.
Una de las profecías que señalan este periodo del fin de Fa (la Ley) y
la gran catástrofe es la tabla de Liu Bowen. Liu Bowen, también
llamado Liu Ji, fue un asistente del primer Emperador de la dinastía
Ming (1368-1644), Zhu Yuanzhang (también conocido como Ming Taizu),
quien unificó a China. Liu Bowen ayudó al Emperador a establecer la
Dinastía Ming y se desempeñó como Primer Ministro. Pero no fue sólo una
persona honesta y un gran Ministro, sino alguien que ‘obtuvo el Dao’ (el
camino espiritual, la enseñanza).
De ahí se entiende cómo es que dejó tantas profecías al mundo
–incluido el famoso Shao Bing Ge– cuyas predicciones tienen un alto
grado de comprobación al día de hoy.
La profecía de la “Tabla de Liu Bowen de la montaña Taibai de la
provincia de Shanxi” fue hallada recientemente, 700 años después de ser
escrita, luego de un gran terremoto. Las palabras, al igual que en el
caso de los antiguos mayas y de Miguel de Nostradamus, deslizan un
futuro esperanzador para la especie humana, precedido por una gran
catástrofe, donde tendrían lugar cambios profundos y una limpieza, a
veces horrendos. Pero no habló de un final absoluto de la humanidad ni
del universo
“De los pobres quedarán mil de 10 mil; de los ricos, dos o tres
de 10 mil; si pobres y ricos no dan un giro en sus corazones, la hora de
la muerte será inminente”
Tal como los mayas, Liu veía la esperanza de la raza en un cambio
espiritual profundo después de esta gran limpieza, augurando que la
gente que dé un giro en sus corazones, podría ser salvada.
Las fechas clave y “Tiempo del no tiempo”
En su calendario asombroso y perfecto, los mayas profetizaron que
cuando el sistema solar en el sistema de la Vía Láctea haya pasado ‘el
gran ciclo’ de 5125 años (desde 3113 antes Cristo hasta el invierno de
2012), el sol coincidirá exactamente con el punto donde se cruzan el
Eclíptico y el Ecuador. Después, la Tierra saldrá de la Vía Láctea y
entrará en una nueva etapa; la humanidad entrará en una nueva
civilización que no tiene que ver con esta.
Los últimos 20 años del ‘gran ciclo’ (entre 1992 y 2012) son un
período de suma importancia, que los mayas llaman el “Tiempo del no
tiempo”. Este “Tiempo del no tiempo” aparece como un periodo de gran
aprendizaje y cambios, y –según los mayas– es cuando el hombre entra en
un gran salón de espejos y se mira adentro de sí mismo, analiza su
comportamiento y toma la decisión de cambiar. Esto implica algo tan
profundo: la voluntad libre del hombre. Implica la decisión de cada uno
de pasar a la nueva etapa o perecer.
De la profecía se interpreta que en esta época del cambio de los
tiempos, que está llegando a su fin, la humanidad tiene ofrendada la
posibilidad y la responsabilidad de retomar su creencia en el aspecto
espiritual. Se puede pensar que es un periodo regalado, una única y
última oportunidad para salir del espejismo y cambiar el destino de la
Tierra.
Desde el otro lado del mundo, Liu Bowen profetizó, “Si puede
sobrevivir al año de la gran catástrofe, será un ser divino terrenal que
permanecerá siempre joven; aunque sea luohan (un ser divino) de acero,
tendrá dificultad de pasar el 1 de julio; el 13, no importa si es
luojan de oro y acero, solo la bondad puede ayudar. Son difíciles de
pasar los años del dragón y de la serpiente.”
Aquí, lo que profetizaron Liu Bowen y los mayas coinciden
asombrosamente, si tenemos en cuenta que los años del dragón y de la
serpiente son 2012 y 2013. ‘Luohan’ (o ‘arhat’ en sánscrito) es el
primer grado de logro o ‘posición de fruto’ en el proceso de
cultivación, en el lenguaje budista; Liu Bowen pone en evidencia el
requisito de la elevación espiritual para superar la catástrofe.
La cultura china antigua se consideraba como una cultura semi-divina
dejada por dioses que se reencarnaron en la Tierra. Por eso, se cree que
los acontecimientos importantes en China son arreglados por el Cielo
por ciertas razones, reflejos de “cambios celestiales”. Los chinos
llaman a su país “Zhong Guo”, que significa “país central”. Todo ello se
condice con pistas de sabios chinos, de que China sería el escenario
principal de la última obra teatral de la humanidad.
Los chinos dicen: “los cambios celestiales dirigen los cambios terrestres”.
Efectivamente, en este periodo del “tiempo del no tiempo”, a pesar de
una cultura global cada vez más desligada de la formalidad religiosa, se
han visto diversas corrientes de búsqueda de respuestas espirituales.
También han surgido muchas escuelas, enseñanzas, así como charlatanes y
comerciantes que buscan aprovechar aquella ansiosa demanda. Pero
también, en este cambio celestial, aparecieron enseñanzas que realmente
han contribuido a una verdadera elevación del hombre.
En 1989, en China ocurrió la matanza a los estudiantes en Tiananmen.
Después de esta masacre, para amortiguar la tensión social, el régimen
chino aflojó un poco las riendas para dar algunas pequeñas libertades,
lo cual abrió el camino para el florecimiento de antiguas prácticas y
enseñanzas legadas de la China antigua, que venían resurgiendo
curiosamente desde mediados de la terrible Revolución Cultural en los
’60, agrupadas tímidamente bajo el nombre de “qigong”.
Las formas de ‘qigong’, en realidad, tienen miles de años de historia
y data al comienzo de la historia china, de la cultura china antigua.
Si bien hoy varias se transmiten –incluso en Occidente– como métodos
energéticos para mejorar la salud, originalmente eran justamente vías de
cultivación o mejoramiento físico y espiritual, a veces con formas más
religiosas o místicas, cuya meta era que el hombre regresara a su estado
más elevado que tenía antes de ser hombre terrenal.
Esta libertad personal para buscar algo de salud mental y física
mediante el qiqong generó un gran movimiento de millones chinos que
empezaron a abrazar estas disciplinas antiguas resurgidas.
El suceso más masivo y resonante en la difusión de estos sistemas de
qigong comienza precisamente en 1992, cuando apareció entre el pueblo
chino, por primera vez, la disciplina Falun Dafa, que alcanzó una
popularidad sin precedentes para ser practicada pronto por cien millones
de personas. Esta disciplina habla de las tres características del
universo: Verdad, Benevolencia y Tolerancia, y la necesidad de ser una
buena persona siguiendo estas características para la elevación del
hombre.
En todos los estratos sociales había gente que ostentaba practicarla.
Al poco tiempo de su propagación, en distintos ámbitos de la sociedad
china se manifestaba un cambio profundo espiritual.
Aunque no fue percibido en el exterior debido al restringido flujo de
información, en la década de los noventa se generó en China una gran
corriente de miles de chinos que, uno tras otro, intercambiaban y hacían
públicas sus experiencias de mejoras en la salud, de lograr una
comprensión de la relación entre el hombre y el cosmos y de la necesidad
de mirar hacia adentro para mejorarse espiritualmente y ser mejores
personas, de manera de “volver a la verdad”, como pregona el Dao.
Otra fecha clave dentro de los veinte años del “Tiempo del no tiempo”
comenzado en 1992 es el año 1999. Para aquel entonces, más exactamente
para el 11 de agosto de 1999, los mayas profetizaron en su códice de
eclipses que un eclipse demarcaría el ingreso de la humanidad al llamado
“Salón de los Espejos”, en donde el hombre debe verse a sí mismo
reflejado y cambiar su actitud frente a la vida. Las transformaciones
del Sol por el eclipse alterarían el comportamiento del hombre y su
forma de pensar y sentir.
Habría enfrentamientos por ideologías y religiones; habría cambios en
las creencias espirituales, las religiones y los valores aceptados.
Habría cambios en las formas de la justicia y el orden, de las
comunicaciones, de los sistemas sociales y económicos. Desde 1999, se
incrementaría más la separación por las diferencias, se potenciarían la
agresión, el odio, las disoluciones de las familias, el derrumbe de la
moral y de las éticas, los enfrentamientos por ideologías, religión,
etc.
1999 fue una fecha clave para China también. Después de casi diez
años de mayor apertura económica y algunas libertades personales,
exactamente el 20 de julio 1999, el Estado prohibió la práctica de
disciplinas antiguas espirituales, incluida la más difundida Falun Dafa.
Así, se terminó la libertad de los chinos para perseguir una vida
espiritual y un pensamiento individual sobre la vida. Esta prohibición
que se convirtió en una persecución, especialmente contra Falun Dafa
–por el gran número de practicantes–, ha generado situaciones de
destrucción, muerte y sufrimiento de todos los involucrados.
Circunstancias como estas no difieren de aquellas predichas por los
mayas para nuestros tiempos, y a su vez dan lugar al ‘Salón de los
espejos’. Por ejemplo, en el caso de China, por el sistema político
vigente, es difícil para un ciudadano desacatar las órdenes de malas
acciones, aún cuando van contra sus conciencias. Pero justamente este
tipo de situaciones extremas reflejan las decisiones finales y el
posicionamiento del espíritu del hombre: frente a la adversidad, aparece
la oportunidad de realizar grandes acciones de bondad, de valor y de
rechazo a la maldad a costa del beneficio personal.
También se convierten en pruebas para cada conciencia individual del
mundo: cómo se posiciona uno frente a tales situaciones, cuando se llega
al punto de que grupos de gente están siendo exterminados con el
propósito de destruir su fe. La prueba es dura, porque el hombre a veces
tiene que elegir entre los intereses personales (la posición, el
mercado, el dinero…) y la conciencia recta.
Otras profecías describen los desastres que enfrentará el hombre en
este periodo apocalíptico, donde habría guerras por doquier, pestes,
desastres naturales, una energía negra de perversidad, una sociedad en
tumulto por derrumbe de la moral.
A esta altura, es difícil no ver la analogía en nuestra realidad
inmediata. Los tornados, los tsunamis, los volcanes activos, las
cenizas, el efecto invernadero que amenaza al planeta, son panoramas que
deberían llevar a cada uno a reflexiones y a ocuparse urgentemente en
el mejoramiento humano por el bien de su supervivencia.
Hercólubus, el cometa indecifrable
La sexta profecía maya dice que en los próximos años aparecerá un
cometa que pondrá en peligro la existencia del hombre. Su nombre es
Hercólubus, un cometa errante que no cumple con las leyes cósmicas
establecidas, y que regresa luego de un acercamiento hace 25.000 años.
Se trata, en realidad, de un planeta con una cola de cometa. Se mueve
como un cometa, pero tiene la masa de un planeta; es un planeta con
cola.
Hercólubus ya ha sido detectado por la ciencia, pero muchos
científicos han dejado en la sombra este conocimiento por la incapacidad
de explicar su trayectoria errante. Es que su comportamiento –según la
profecía– está conectado con el estado espiritual del hombre. Se aleja
cuando existe positividad sobre la Tierra, pero se acerca cuando estamos
llenos de guerras, sufrimientos, etc. Si realmente penetrara nuestro
sistema solar, podríamos verlo a simple vista.
La antigua China consideraba que todas las materias tienen vida, y
que los planetas son deidades también. En China hay una enseñanza que
dice que cuando podamos ver un planeta-cometa con nuestros ojos físicos,
ya no se podrá negar más la existencia de un poder superior.
Los chinos antiguos contaron que cuando apareciera un cometa con todo
su brillo en el cielo, el hombre creería nuevamente en la existencia
divina y de una ley universal (Fo Fa). Pero, ¿será ya demasiado tarde?
Según los legados mayas y chinos, ahora estamos viviendo en el periodo
previo, el tiempo dado a la humanidad para corregir lo desviado y lo
perverso, y evitar la llegada de Hercólubus.
El hombre superior
Los antiguos sabios chinos decían que solo en el ambiente más
complicado pueden surgir personas con gran virtud. En la lógica de las
profecías, aquellos que pueden mantener un comportamiento recto en este
periodo son superiores, son quienes entrarán en el nuevo mundo.
Lao Tse habló del hombre superior, mediocre e inferior. El hombre
mediocre hace lo que hacen otros y deja de hacerlo cuando otros dejan,
porque su voluntad individual es débil; el hombre inferior se ríe sobre
acontecimientos sobrenaturales, y de ese modo no puede asimilarse al
universo, no entiende que la vida terrestre es solo un paso en la vida
infinita de uno; tampoco puede ver claramente qué cosa es la que está
haciendo mal, para cambiar su actitud y sus acciones.
En cambio, el hombre superior se comporta rectamente, rechaza la
maldad, lidia con sus miedos y angustias, posee un corazón abierto a
conocimientos nuevos, busca activamente las repuestas sobre la vida y el
cosmos, y reconoce los cambios celestiales. En la lógica de las
profecías, un hombre superior puede darse cuenta de que estos veinte
años son un regalo del Cielo, una última oportunidad, única, ofrendada
al hombre.
Al final del ciclo, cada hombre será quizás su propio juez en el
salón de los espejos. La Biblia habla del Juicio final. La cultura china
dice que el Cielo tiene ojos y que todas nuestras acciones quedan
registradas. De alguna manera, según las más diversas profecías, todo lo
hecho en la vida –y en especial, de acuerdo con los mayas, durante el
“Tiempo del no tiempo”– será examinado, y habrá que saldar la cuenta.
No importara si fue por ambición, miedo,
frustración o hasta amor, que uno se haya desviado de la moral, la
ética y la rectitud. Tampoco habrá justificaciones por acciones
moralmente desviadas echando la culpa a los valores morales laxos de la
sociedad, los cuales justamente fueron las trampas puestas por la maldad
para que la humanidad no pasara las pruebas. Será demasiado tarde para
culpar a los demás o a Dios por lo que sucederá. Distinto será para
aquellos que, como dijo el profeta chino Liu Bowen, pudieron, en este
último periodo, “dar un giro en su corazón”.
Y despues…
Las enseñanzas mayas y chinas antiguas hablan sobre el nacimiento de
una nueva humanidad para aquellos que pueden sobrevivir a la limpieza.
El hombre entrará en una nueva época de aprendizaje, habiendo eliminado
ya los egoísmos. Entenderá la existencia del poder superior y adorará
nuevamente los dioses. Entenderá que todas las materias tienen vida y
que la vida humana sobre la Tierra tiene un significado y una meta mucho
más importantes que el gozo superficial que buscamos ahora.
Lo dicho sobre 2012 es esperanzador para la humanidad. Lo que le resta a uno preguntarse es, ¿lo pasaré yo?
Tags: 2012, PREDICCIONES
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