Revolución no, renacimiento si (sobre el aquí, el ahora, y la congruencia)
Generacionalmente nos encontramos ante un solo
camino evolutivo: canjear las buenas intenciones por vivir (y actuar)
en el presente.
“Deberas vivir el presente, propulsarte con cada ola,
y encontrar la eternidad en cada momento.”
Henry David Thoreau
Vivimos tiempos definitivamente
complejos. La coexistencia entre malestar y conciencia, siendo el
primero resultado de acumular años con un diseño esencialmente mal
planteado y la segunda una consecuencia del empuje evolutivo, terminan
animando un escenario confuso: muchos sabemos lo que debemos hacer, pero
no necesariamente logramos llevarlo a cabo, es decir, nos sumergimos en
las mieles de la conciencia pero no alcanzamos la congruencia.
Siempre he pensado que la palabra
revolución es bastante seductora, incluso fonéticamente. Sin embargo,
también me remite a una nueva vuelta sobre el mismo eje, a una especie
de loop con un cierto potencial evolutivo pero que a la vez no
deja de replicar la misma ruta que nos llevo a ese punto del cual
precisamente queremos emanciparnos. En cambio el concepto de
renacimiento, si se lleva más allá de su significado histórico puede ser
un fiel representante de lo que a mi juicio necesitamos: retomar viejas
premisas, algunas de ellas milenarias, fusionarlas con nuevas formas y
nuevos cimientos, y finalmente adaptarlas a un contexto actual para
responder a los mayores retos que enfrentamos.
Pero más allá de buenos deseos, de
vividos ánimos impulsados por el espíritu colectivo, lo cierto es que
hoy estamos en un momento donde convergen múltiples fuerzas, y como tal
debiésemos aprovecharlo para canalizar el flujo de conciencia del que
somos protagonistas. Si, sé que cada instante es una oportunidad para
cambiar de rumbo, pero también creo que estamos próximos a un instante
que podría traducirse en un parteaguas (algo así como, en términos
chamánicos, mover sincronizadamente nuestro punto de encaje como
sociedad).
De acuerdo con lo anterior parece que
las verdaderas interrogantes que debiésemos responder son ¿Cómo hackear
el romanticismo utópico o el fundamentalismo para generar un nuevo
programa de realidad? ¿Cómo derrocar las buenas intenciones a futuro en
favor de un presenta más noble? Yo creo que la respuesta radica en
‘vivir el aquí y el ahora’.
Si bien esta frase ha sido abusada en múltiples retóricas new-ageras e incluso se ha colocado como una especie de mantra
cliche alrededor del budismo, también es cierto que representa un punto
básico, y por lo tanto completamente accesible, de nuestra existencia
–de hecho podríamos definirlo como el momento original de la
conciencia–.
Abordar el reto que tenemos frente desde
esta trinchera parece la única salida para superar la retórica
aspiracional del clásico modelo que predica la transformación
psico-social pero que jamás la logra, aquel que funge como efímero
anestésico pero que termina aplazando la consumación del ansiado
momento.
Si en lugar de visualizar masivamente la
posibilidad de un futuro mejor y alimentar el incierto oasis con buenas
intenciones, nos concentráramos en enfrentar orgánicamente nuestra
experiencia inmediata, entonces este proceso de renacimiento comenzaría
inmediatamente. En palabras de Douglas Rushkoff, hay que encausar el
renacimiento a través de los micro-momentos.
Al decidir vivir solo este instante, al
concertar una cita masiva en el aquí y el ahora, entonces estaríamos
asumiendo la responsabilidad sobre nuestro propio destino –recordemos
que el pasado y el futuro son las mayores rutas de evasión que tenemos a
nuestro alcance. La cantidad de información accesible en nuestros días
facilita de algún modo la conciencia. Y junto a esta emergen discursos,
algunos de ellos admirables, que dibujan estimulantes panorámicas. Pero
estos ecos propositivos ya no son suficientes. Si yo (que a la vez soy
tu) no me hago responsable de mi vida, de cada instante que se trenza a
lo largo de cada día de mi vida, si no tengo la voluntad para
materializar esa conciencia en cada uno de mis actos, si no soy capaz de
traducir mi discurso evolutivo en ese axis del momento presente, si no
logro sintonizar mis pensamientos con mis acciones, y mi discurso con mi
corazón, entonces habremos perdido, una vez más, la oportunidad de
compartir un dorado amanecer.
El verdadero heroísmo descansa en
micro-desiciones concertadas de manera permanente (la épica es una
secuencia tan larga como microscópica). La conciencia está
(afortunadamente) de moda. Pero la única ruta posible hacia un ‘algo’
mejor es la congruencia. Los tiempos de presumir nuestra disposición a
participar en un futuro más luminoso han terminado. No me platiques más
sobre lo que harás, solo muéstrame lo que estás haciendo (y yo intentaré
corresponderte).
Twitter del autor: @paradoxeparadis / Lucio Montlune
“No escarves en el pasado ni sueñes con el futuro,
concentra tu mente en el momento presente”
Bud
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