por Alejandro Martinez Gallardo
14 Agosto 2016
del Sitio Web
Pijamasurf
Células nerviosas
Uno de los descubrimientos
Uno de los descubrimientos
más poéticos de la historia de
la anatomía:
las células son como pequeñas
estrellas
y al morir intensifican su
irradiación de luz
El científico alemán Fritz Albert
Popp, continuando el trabajo de Alexander Gurwitsch,
logró comprobar hace más de 3 décadas que los seres humanos (y todo
los seres) vivos emiten luz.
Popp ha teorizado que estas emisiones de
luz ultra-débil, a las cuales designó como "biofotones",
juegan un papel importante en la comunicación celular, articulando
literalmente un lenguaje de luz que interviene en la organización de
diferentes funciones.
Sus descubrimientos sugieren que el
nivel de coherencia de estas emisiones biofotónicas se correlaciona
con el nivel de salud de un organismo y ciertas enfermedades pueden
identificarse por patrones de emisión caótica, como explicó Popp en
una entrevista a la periodista Lynne McTaggart, quien publicó
esta información en su libro
The Field.
Recientemente, según publicó la revista
de tecnología del MIT, el científico Sergey Mayburov confirmó
que las emisiones biofotónicas intervienen en algún tipo de
comunicación celular.
El origen de estos fotones almacenados en las células es altamente poético a la vez que simple y eficaz (en la naturaleza la poesía no está peleada con la economía). Popp cree que las células almacenan fotones del Sol y de los alimentos que consumen - siendo las plantas los organismos que mayor cantidad de emisión biofotónica presentan.
El origen de estos fotones almacenados en las células es altamente poético a la vez que simple y eficaz (en la naturaleza la poesía no está peleada con la economía). Popp cree que las células almacenan fotones del Sol y de los alimentos que consumen - siendo las plantas los organismos que mayor cantidad de emisión biofotónica presentan.
En esto coincide con el premio Nobel
Albert Szent-Györgyi, quien
teorizó que la energía fundamental que llamamos 'vida' es en
realidad un circuito eléctrico que une
al Sol con todos los organismos de
la Tierra.
De acuerdo con Szent-Györgyi:
"Una célula requiere energía no sólo para realizar todas sus funciones sino para el mantenimiento de su estructura. Sin energía, la vida se extinguiría instantáneamente, y el tejido celular se colapsaría.La fuente de esta energía es la radiación del Sol".
Esta conexión entre la vida y la luz o
entre las células y el Sol tiene un elegante detalle "microcósmico",
según ha observado Popp.
Estudiando diversas enfermedades, Popp y
sus colegas descubrieron que
cuando una célula está por morir emite una radiación biofotónica
(Biophotons
- Ultraweak Light Impulses Regulate Life Processes in Aging)
cientos de veces mayor a la que despide normalmente, algo que ha
sido comparado con la explosiva muerte de las supernovas (estrellas
masivas que emiten un enorme resplandor en su colapso
gravitacional).
Estudiando células bajo estrés Popp ha
teorizado que esta emisión anómala de luz es un mecanismo de defensa
para restablecer el equilibrio del sistema.
Quizás la emisión de luz en las células
mortecinas tenga un resultado similar a la explosión de
las supernovas que contribuye a
enriquecer el medio galáctico al diseminar elementos químicos
pesados y formar nuevas estrellas.
Ya que nuestro organismo está
constantemente renovándose, podemos decir que millones de pequeñas
estrellas mueren y nacen cada instante en nuestro cuerpo.
Esta bellísima coincidencia (que
quizás no sea una coincidencia, sino la expresión de un mismo
principio a diferente escala) nos hace pensar en la más
antigua de las filosofías naturales, de la cual en gran medida nació
lo que hoy llamamos ciencia y que nos parece tan lejana de este
pensamiento de correspondencias.
Esto es, la idea de una relación
analógica entre el macrocosmos y el microcosmos (Como es Arriba,
es Abajo).
Para la mayoría de las culturas
antiguas, el ser humano y la naturaleza en su conjunto eran una
imagen del cielo y los procesos fisiológicos y psicológicos de todos
los seres vivos en la Tierra estaban estrechamente vinculados con
los procesos cósmicos.
Esto es una forma sencilla, pero no por
ello menos elegante, de explicar la unidad de todas las cosas. Una
misma energía original que se imprime en todas las cosas pero a
diferente magnitud.
Los antiguos chinos derivaron su
medicina del movimiento creativo del cosmos (el
taiji, que es precedido por lo
inmanifiesto e ilimitado
wuji)... y 3 mil años después
esta medicina, que es sobre todo una filosofía, sigue practicándose
con efectividad.
Se ha sugerido que los "acupuntos"
en el cuerpo humano utilizados por la acupuntura guardan cierta
relación con las constelaciones en el cielo (el hombre es un pequeño
universo). Y, por supuesto, cada una de las cinco estructuras
anatómicas fundamentales y sus órganos relacionados están ligados
directamente con uno de los cinco planetas.
La mística, música y erudita
Hildegard von Bingen en una de sus canciones visionarias (video
abajo) habla de una lucida materia ("materia luminosa" en
latín) con la cual la divinidad infundió el cosmos:
|
Esta materia luminosa - que es "la
brillante y alegre belleza del Sol" y la "Palabra insuflada del
espíritu" - es la que forma el cuerpo humano y es el sostén mismo de
todas las criaturas, una materia espiritual (la luz elimina la
dualidad entre materia y espíritu).
Wighard Strehlow en su libro
Hildegard of Bingen's Spiritual Remedies
compara las las visiones de la mística alemana con los biofotones de
Popp:
"Las visiones de Hildegard de proyectiles de bolas de fuego llevando la información biológica de todas las células van más allá del conocimiento de su tiempo".
El cabalista Aryeh Kaplan, en su
traducción del Sepher Yetzirah, nos dice que existen mil
21 posibles permutaciones de las letras del alfabeto hebreo,
"un número cercano al número total de estrellas totales en el universo… así que a partir de las permutaciones del alfabeto, un nombre puede ser formado para cada estrella del universo.Esto en concordancia con la enseñanza de que cada estrella tiene un nombre individual".
El gran médico hermético Paracelso
escribió:
"Hay una estrella en el hombre por cada estrella en el cielo".
Manly P. Hall sobre esto agrega:
"Un místico escribió:'Hay una flor en el campo por cada estrella en el cielo'.Los electrones son pequeñas estrellas; las estrellas son vastos electrones. Cada célula es un sistema solar y cada sistema solar es una gran célula.Los órganos del cuerpo humano están hechos de incontables diminutos universos y nuestro universo en conjunto con innumerables otros compone los órganos de un ser más vasto".